El Dojo Ganbaru en Maipú mantiene viva la tradición del Kobudo y el Karate-Do, artes marciales ancestrales de Okinawa, Japón.

En Maipú, entre San José y Galaxia, se cultiva silenciosamente una tradición marcial oriental. Allí, en Catón 1461, funciona el Dojo Ganbaru Yuetsu Chile, un espacio donde no solo se practica Karate-Do, sino también Kobudo, el arte ancestral de las armas tradicionales de Okinawa.

Una práctica viva en el corazón del Poniente

Lejos de ser una práctica decorativa con bastones o palos, el Kobudo es la contraparte histórica y espiritual del Karate-Do.

Ambos surgieron en las islas Ryūkyū, especialmente en Okinawa, como respuestas complementarias a contextos sociales y políticos donde el porte de armas estaba prohibido.

Durante el siglo XVII, con la ocupación japonesa del clan Satsuma, los pobladores civiles no podían portar espadas.

Esto llevó a que herramientas cotidianas se transformaran en armas de defensa personal: el , el tonfa, el kama o el nunchaku. Cada una de estas fue adaptada con precisión técnica y preservada mediante kata que se transmitieron en secreto por generaciones.

Una conexión directa con el linaje de Okinawa

Lo que ocurre en Dojo Ganbaru no es una simple clase de artes marciales. Somos un Branch Dojo autorizado por la Matayoshi Kobudo Kodokan International (MKKI), organización que mantiene el linaje directo del Kobudo tradicional de Okinawa.

Nuestra formación está a cargo de Sensei Franco Sanguinetti, 9º Dan, uno de los máximos exponentes del Kobudo a nivel internacional.

Gracias a esta conexión, quienes practicamos Kobudo en Maipú somos practicantes directos de este linaje, con la posibilidad de acceder a seminarios, material técnico y formación continua avalada internacionalmente. Dojo Ganbaru forma parte de una red de escuelas afiliadas a nivel mundial, como puede verse en bushikan.com.

Kobudo y Karate-Do: dos ramas del mismo árbol

Es común que en occidente se enseñe Karate-Do como si fuera un sistema independiente desligado del Kobudo. Pero esto es un error histórico.

Muchos de los grandes maestros de Okinawa practicaban y enseñaban ambos caminos en forma integrada, desarrollando una comprensión más completa del combate, el cuerpo y el espíritu.

Ambas disciplinas comparten principios esenciales: eficiencia en el movimiento, conciencia del ritmo y la distancia, control físico y mental.

Practicar solo una parte del sistema es como estudiar historia de Chile sin hablar de la guerra del pacífico ni de la lucha de Lautaro.

El compromiso ético del Kobudo

“Kobudo” se traduce como “el camino de las armas antiguas”, pero su sentido va más allá de lo técnico. Es un compromiso con la no violencia, con la formación integral del individuo y con la transmisión cultural respetuosa. Tal como se explica en el libro Setsumonjiki del año 120 d.C., el carácter “Bu” significa “parar una lanza”; es decir, reprimir la violencia y corregir el curso del conflicto.

En este sentido, practicar Kobudo es también formar ciudadanos conscientes, respetuosos y resilientes, valores que cobran aún más sentido en contextos urbanos como el nuestro.

Un llamado desde Maipú al mundo marcial

Desde Dojo Ganbaru, queremos invitar a quienes practican Karate-Do en Maipú y alrededores a reconsiderar el valor del Kobudo como parte esencial de su camino marcial. No se trata de sumar armas como accesorios visuales, sino de recuperar una herencia completa, coherente y viva.

Los entrenamientos se realizan los lunes y miércoles de 20:30 a 21:30, y están abiertos a personas con o sin experiencia previa. Lo único necesario es respeto, constancia y disposición para aprender.

No dejemos que esta rama del árbol okinawense se seque por desinterés o ignorancia.

Recuperar el Kobudo es reconectar con nuestras raíces. Es comprender que la tradición no vive en los museos, sino en la práctica constante, humilde y comprometida de quienes la honran día a día. También aquí, en Maipú.


Columna escrita por:

Graciela Barría Brante
Paolo Giglio Hyatt
Ignacio Ainol Lueiza