La constancia, tenacidad, paciencia, compromiso, entre otras son grandes virtudes. Sin embargo, también está en nosotros la desidia, pasividad, ansiedad y otras debilidades, que en opinión de algunos serían más bien defectos. Lo que está claro, es que tenemos de ambas.

Si queremos aminorar nuestras debilidades ¿nos estaríamos convirtiendo en personas egocéntricas?

Y si pensamos en fortalecer nuestras virtudes para aminorar nuestros defectos, ¿no nos llevaría acaso a convertirnos en personas carentes de humildad donde sólo queremos potenciar los mejores aspectos de nosotros?

¿Cómo podemos encontrar el justo equilibrio entre lo que somos y lo que queremos ser conjugando virtudes y defectos?

Lo que si sabemos, es que todos aquellos que hemos iniciado el DO en nuestra disciplina, estamos recorriendo un sendero que nos brinda alegría y nos acerca a encontrar equilibrio…

por Graciela Barría Brante sensei