El progreso en el aprendizaje del Karate se cumple en cuatro etapas:

1. El dominio del cuerpo.

En cada técnica el cuerpo es el medio de la energía que se transfiere del interior al exterior. En primer lugar, es preciso vencer todos los bloqueos internos, esforzarnos por hallar las posiciones correctas, una buena fluidez del gesto y una perfecta coordinación en cada movimiento.

2. El dominio de la energía.

La eficacia es el resultado de la unificación de todos los recursos del cuerpo, desarrollada por la capacidad para trasladarla en el instante decidido, donde no hay barreras mentales. En un estado superior ambiciona desarrollar al máximo el potencial energético, la coordinación física y concentración mental a través de la práctica constante de la técnica. El potencial físico aumenta con el entrenamiento y disminuye con la edad. Sin embargo la habilidad mental no tiene límites.

3. El dominio del espacio.

La capacidad de controlar la distancia en relación al adversario para ser capaz de tomar iniciativas sin exponerse. Esta se alcanza cuando el practicante es capaz de percibir cuál es la distancia apropiada en relación al adversario. La distancia límite del practicante está relacionada a su estatura, pero también a su nivel de dominio técnico. El dominio del espacio implica la asimilación de dos conceptos: la distancia máxima a adoptar para tomar la iniciativa eficazmente y la percepción intuitiva de la capacidad de iniciativa del oponente.

4. El dominio del tiempo.

Permite concebir el ataque en el momento oportuno, de modo racional y con el ritmo adecuado. Hay que estar atento al oponente, percibir su ritmo y sus evoluciones posibles, de modo que se esté en condiciones de tomar ventaja durante las secuencias del combate. Generando una situación favorable para la toma de iniciativa, creando una ruptura en el ritmo que provoque un tiempo de vacilación en el adversario y permita un adelantamiento. El dominio del tiempo implica la capacidad para reaccionar instintivamente en cada situación a partir de la percepción de las iniciativas del adversario.