Siempre hemos concebido nuestra disciplina como el soporte que nos sostiene cuando estamos de pie.. y como esa energía y voluntad que creemos perdida cuando nos caemos.
Nuestra disciplina sobrevive al tiempo, a las adversidades y se consolida con nosotros, quienes la practicamos y la compartimos…
Cuando somos pequeños aprendemos que un buen bloqueo nos puede proteger de un golpe. Cuando somos jóvenes, entendemos que ese bloqueo es un recibir. No significa sólo bloquear para protegernos, sino que sabemos que significa recibir, resistir… y más adelante comprendemos que ese bloqueo no sólo nos permite recibir y resistir un golpe contundente, sino que, podemos desviarlo para continuar enfrentando lo que haya de venir.
He ahí la importancia que tiene para nosotros el continuar entrenando, pese a las circunstancias.
Debemos enfrentar todos los escenarios porque estos no sólo cambian con el tiempo sino que nosotros cambiamos con él… y en ese cambio debemos procurar poder enfrentar todo con valentía, responsabilidad y por sobretodo esperanza y optimismo.